Si alguna vez te has preguntado si el nombre que seleccionaste para una idea de negocio o producto, es el adecuado, contesta estas tres preguntas y seguramente te ayudarán a tomar una decisión

¿Te sientes cómodo con el nombre de tu empresa?

Si es así, seguramente tu nombre permite la identificación inmediata de lo que haces, evocando quizás tus productos o servicios.  Por lo tanto, los clientes y empleados lo pronuncian enseguida y sin problema. Si no es así, recuerda que el nombre debe provocar una reacción positiva en los clientes. Un nombre debe motivar una decisión de compra, por ejemplo: Imagina cómo contestarás el teléfono «Buen día, gracias por llamar a ….. en qué puedo servirte» ¿Se entiende cuando lo mencionas?

¿El nombre de tu negocio es competitivo y se distingue de los demás?

Sino es así, te aconsejamos que lo pienses de nuevo. Cada año, empresas cierran sus puertas por no poder competir en el mercado, y para poder competir lo primero que necesitas es un buen nombre, llamativo, pronunciable y fácil de recordar. Si no quieres perderte entre los demás, tu nombre debe distinguirse de tus competidores, debe sonar diferente al tiempo que tiene sentido para tu público.

¿Tu nombre es pronunciable y puede ser recordado?

Si no es así, te sugerimos que lo cambies: Lo que no se puede decir fácilmente ni siquiera vale la pena decirse. Las Marcas mas exitosas utilizan sus nombres como pequeños relatos. Tu puedes saber su actividad, servicio o producto porque te lo sugieren a través del nombre. Piensa en los nombres de las marcas más populares y analiza el porqué de su éxito. Por ejemplo: Si tu mercado es Oaxaca ¿por qué escoger un nombre en Inglés? ¿En tu estrategia de negocios está parecer una franquicia extranjera? Ok, entonces puede funcionar, de lo contrario encontrarás ciertas barreras de pronunciación. Lo mismo aplica a lenguas que no todos dominamos ¿Recuerdas alguna marca que utilice el Zapoteco o Náhuatl en su nombre?

En conclusión, un nombre debe ser una respuesta antes que una pregunta.