En Oaxaca es muy común que cuando alguien se entera que soy diseñador, lo primero que me pregunta es ¿Cuánto cobro por un logotipo?

Supongo que la pregunta les surge en la dinámica de saber cuánto pueden comprar o para cuánto les alcanza. Imagino también, que en general los clientes tienen la impresión que los diseñadores sólo hacemos «logos» y que todos los proyectos son iguales, pero no es así. Cuando le pido que agendemos una cita para hablar más a fondo del tema, viene la segunda pregunta: ¿Pero más o menos, en cuánto?… o bien: ¿Por ejemplo cuánto le cobraste a «fulano» por su logo?

¿Qué sentido tiene dar un costo inmediatamente? Creo que en todo caso tiene más sentido enviar una estimación lo antes posible. El asunto del precio no es algo simple, porque ningún proyecto es idéntico a otro y cada cliente es diferente. Al menos yo todavía no puedo dar un presupuesto exacto hasta que conozco más a fondo lo que mi cliente necesita, y eso jamás lo sabré sino hasta hacerle unas cuantas preguntas. Como bien dijo Rudy Duke:

«Un buen diseñador podrá no tener todas las respuestas, pero debe saber qué preguntas hacer»

El dilema del costo de un logotipo lo trataré de explicar apoyándome en la fórmula que propone David Airey, donde explica que el costo depende de:

 

La Fórmula

La experiencia del diseñador
+
Las especificaciones del proyecto
+
Los cambios en el proceso
+
El servicio y soporte adicional
+
El nivel de exigencia o tiempo de entrega
+
La economía en curso.
+
La zona geográfica.
=
COSTO TOTAL

 

Dificilmente un diseñador tendrá tarifas establecidas sobre el costo de un logotipo. De hecho recientemente me hice a la tarea de investigar con mis colegas sobre este mismo dilema, porque incluso nosotros mismos no sabemos cuánto cuesta un Logotipo. Cada uno sabe cuánto talento puede aportar al proyecto y cada proyecto tiene especificaciones diferentes.

En lo que sí estuvimos deacuerdo fue que si el cliente está pidiendo una pronta entrega, debe estar consciente que el precio será más alto. Si bien la zona geográfica donde radican mis clientes (Oaxaca, México) no cambia lo que debo de cobrarles, sí en cambio afecta lo que el cliente está dispuesto a pagar:

«Si pagas con cacahuates, estás contratando Changos»
-James Goldsmith-

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